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La ruta más temida de La Araucanía
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Andrés Pinto (40) no sabe si eran delincuentes o terroristas quienes dispararon contra la camioneta gris esa tarde. En diciembre del año pasado caminaba hasta su casa cerca de Tirúa cuando escuchó el primer disparo. Todavía no anochecía.
Pensó que se trataba de otro ataque contra un camión de una forestal en la carretera P-72S, que une a esa localidad con Cañete y se escondió entre los árboles y matorrales. Desde allí vio cómo un grupo de hombres armados y encapuchados dispararon otra vez contra el vehículo y amenazaron a sus ocupantes. Después los dejaron ir y lanzaron un tercer tiro.
De eso se acuerda patente. Porque contó los balazos, muerto de miedo. A diario dice se escuchan estruendos de bala en la zona. Pero es distinto ser testigo. “Si no hubiera pasado lo de TVN, nadie sabría lo que está pasando acá”, dijo esta semana a DF MAS desde su casa en la zona, a escasos kilómteros de donde el sábado pasado un equipo de prensa del canal público fue atacado, luego de agendar una entrevista con el vocero de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), Héctor Llaitul.
Hasta este miércoles en la tarde la Brigada de Investigaciones Especiales (BIPE) de la Policía de Investigaciones (PDI) trabajaba en el caso, recorriendo la zona y tomando las primeras indagatorias. También está participando el Laboratorio de Criminalística (Lacrim) y el fiscal Juan Yáñez, que está a la cabeza de la Fiscalía Regional del Bío Bío, dispuso de un equipo especializado para la investigación, sin descartar ninguna hipótesis al respecto. Sobre todo, luego de la presión que le puso el gobierno al caso. La Moneda también se querelló por por homicidio frustrado.
El ataque al equipo de TVN ocurrió a solo unos metros del cruce de San Ramón a la altura del kilómetro 32 de la P-72-S, una ruta que ha sido escenario de más de una docena de atentados denunciados solo en las últimas tres semanas. A los dueños de camiones les cuesta mucho encontrar conductores para esa ruta, porque casi a diario se registra un ataque.
“Logramos continuar avanzando mientras nos disparaban (…) los disparos duraron aproximadamente unos cinco minutos y nosotros seguíamos avanzando por lo que debe haber sido un número importante de tiradores...Siempre estuvimos bajo fuego”, narró el periodista Iván Núñez en su querella en el Juzgado de Garantía de Cañete. Él quedó herido en un brazo, pero su compañero de trabajo, el camarógrafo Juan Esteban Sanchez perdió la visión de un ojo, y fue herido en el tórax. producto de la emboscada.
Tras condenar el caso, el nuevo coordinador para la Macro Zona Sur, Pablo Urquízar, indicó en Temuco que son varios los grupos que utilizan la violencia. Tanto por demandas de recuperación de tierras, como por el tráfico de droga o madera.
Así terminó la camioneta en la que se desplazaban Iván Núñez y Juan Esteban Sánchez.
No hay señal
Otro hecho violento fue el que sufrió la abogada Susana Rojas (32) a fines de enero. Manejaba desde Tirúa al sur cuando antes de cruzar un puente pequeño en esa ruta se encontró con troncos y neumáticos en el camino. Rápidamente comprendió que no le quedaba más que detenerse. Temió lo peor. Recordó todas las veces que le dijeron que no anduviera sola de noche por esa camino. Dos hombres con armas largas -que ella cree eran rifles- se acercaron a su auto. Le dijeron que se fuera y entonaron gritos relacionados a la causa mapuche.
Su relato está estampado en una denuncia policial. Es una de las tantas que acumula la policía, aunque se sabe que muy pocos casos son registrados. Lugares como Tranaquepe, los kilómetros 32, 36, 42, 48, Qidco, LLeu-Lleu, Palo Blanco y un largo etcétera de referencias figuran con algún incidente en los partes policiales.
La P-72S se ha convertido en un lugar peligroso a cualquier hora, denuncian en la zona. En diferentes tramos, la gente y los pequeños comerciantes o dueños de albergues turísticos se quejan de que apenas cae la noche los disparos rompen el silencio y reclaman que la vía es estructurante para la zona.
La quema de vehículos también es algo que varias personas contactadas para este artículo mencionaron. Hay temor, mucha desconfianza y una sensación de abandono que estremece. Nadie quiere hablar con su nombre real y el teléfono móvil se ha convertido en un elemento clave para avisar si está pasando algo en esas geografías de bosques, lagos, caminos sinuosos y lomas escarpadas.
En junio del año pasado un grupo de desconocidos derribó con explosivos una antena de telecomunicaciones de la telefónica Claro y los vecinos denuncian que hay dificultades para comunicarse en general.
Según la orgamización Paz y Diálogo de la Región del Biobío, Carabineros ve afectado su trabajo porque también ha habido atentados a otras torres, dejándolos sin siquiera comunicación radial con su central en algunos tramos. Según esta entidad, los grupos que realizan estos actos de violencia buscan impedir el tránsito para lograr “el control territorial”.